
Displays LED de alquiler se han vuelto indispensables para festivales de música y conciertos a gran escala, atendiendo las necesidades urgentes del sector en cuanto a instalación rápida, resistencia al clima y experiencias visuales dinámicas que complementen las actuaciones en vivo. A diferencia de las instalaciones LED permanentes que requieren semanas de construcción y presupuestos fijos, las pantallas de alquiler ofrecen la flexibilidad de adaptarse a diseños de escenario cambiantes y limitaciones de ubicación, algo crítico para eventos que recorren diferentes ciudades o presentan artistas rotativos. El Festival de Música y Artes Coachella Valley 2024, por ejemplo, desplegó más de 200 metros cuadrados de paneles LED de alquiler en tres escenarios, incluyendo un fondo de escenario principal de 12 metros de ancho y cuatro pantallas laterales de 4 metros de altura. Estas pantallas, con un paso de píxel de 3,9 mm (P3,9) y clasificación impermeable IP65, resistieron la intensa luz solar del desierto de California y las ocasionales tormentas de polvo, mientras ofrecían un brillo de 6000 nits, garantizando imágenes vívidas de las actuaciones de los artistas, superposiciones de letras y patrones de luz abstractos incluso para los asistentes situados a 100 metros del escenario.
Una ventaja clave de los LED de alquiler para festivales es su diseño modular y su sistema de ensamblaje con cierre rápido. El equipo de Coachella montó el telón de fondo principal en solo 8 horas utilizando paneles de 50×50 cm que se conectan mediante cerraduras con muelle, eliminando la necesidad de herramientas especializadas. Entre actuaciones, los técnicos reconfiguraron las pantallas laterales más pequeñas para adaptarlas a la estética de diferentes artistas: pasando de un formato panorámico amplio para las rutinas coreografiadas de un cantante pop a una disposición vertical para una actuación íntima de un artista de hip-hop. Las pantallas también se integraron con el sistema de audio del festival mediante controladores DMX, sincronizando las imágenes (por ejemplo, luces pulsantes, tomas en cámara lenta de la multitud) con el ritmo de la música sin retrasos. Para festivales itinerantes, los modelos de alquiler eliminan los problemas de almacenamiento y transporte: tras Coachella, los paneles fueron enviados al Lollapalooza de Chicago en estuches personalizados a prueba de golpes, requiriendo únicamente una calibración mínima al llegar. Tanto artistas como asistentes elogiaron las pantallas: el 92 % de los aficionados encuestados afirmó que las imágenes mejoraron su experiencia en el concierto, mientras que los gestores de gira destacaron una reducción del 30 % en el tiempo de montaje en comparación con los sistemas tradicionales de proyección. Para eventos musicales en vivo, las pantallas LED de alquiler combinan espectáculo y practicidad, transformando escenarios temporales en centros inmersivos de entretenimiento.